Esos abusos tienen infinidad de caras: desde obligar a firmar convenios por debajo del sectorial hasta docenas de agresiones que se sufren en soledad (sueldos bajos y sin cotización, amenazas, horas extras obligadas y muchas veces impagadas, tratos inadecuados, despidos improcedentes, discriminaciones, lugares de trabajo inapropiados, agresiones a la salud, persecución sexual o moral...).
Ha llegado el momento para que lxs trabajadorxs ofrezcan a sus compañerxs de clase nuevas herramientas de solidaridad y apoyo. Esa herramienta la tenemos que crear entre todos y todas.
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